lunes, 9 de mayo de 2011

¿El asunto de la doctrina es todavía importante?

Rev. Dr. Pablo E. Rojas Banuchi, M.Div.; Ph.D.

¿Cuánta veces hemos escuchado a miembros de la iglesia decir: "La doctrina es asunto de hombres." "La doctrina entorpece la vida espiritual"? Considero que en muchísimas ocasiones hemos tenido la oportunidad de escuchar tales señalamientos. Ciertamente los que asumen dichos argumentos expresan, por así decirlo, una preocupación e interés genuino porque la vida cristiana no se reduzca a un cúmulo de datos o fórmulas de índole teológico que sólo tengan la posibilidad de ser estudiadas y analizadas desde la razón. Por otra parte, existe una preocupación por parte de muchos cristianos de que la vida en el seguimiento de Cristo se convierta en un mero acto o actividad intelectual. La realidad es, que existen dos polos o dos extremos de los cuales debemos tener cuidado en relación a la importancia que se le brinda al conocimiento doctrinal: 1) aquellos/as, que por una parte enfatizan de forma extrema la doctrina o dato teológico como único medio para el crecimiento en la fe y, 2) aquellos/as que de forma exagerada y radical rechazan el conocimiento doctrinal en virtud de un conocimiento casi secreto que sólo les es dado por el Espíritu Santo.[i] Se rechaza de esta forma, todo formalismo teológico y dogmático que pueda interpretarse como amenazante a toda postura fundamentalista.[ii] Aunque una teología sólida no es condición suficiente para vivir una vida piadosa, de todos modos, es un requisito para una vida piadosa. R.C. Sproul, teólogo reformado, en relación al tema que nos ocupa pregunta: "¿Cómo hacer la verdad sin antes comprender lo que es la verdad? ¿Cómo es posible amar a un Dios o a un Jesús del cual no comprendo nada?."[iii]

         La iglesia contemporánea vive una crisis en relación a la forma en que pretende  obtener conocimiento acerca de Dios. Mientras unos afirman que "sólo creen en lo que señala la Biblia" y no en las "doctrinas de la iglesia," otros, abogamos por una balance entre ambas esferas, ya que una depende de la otra. En este sentido, Biblia y doctrina no pueden caminar aisladamente; ya que el discurso doctrinal nace de las Escrituras y dependemos de la Biblia como revelación especial de Dios al ser humano.

        Históricamente el cristianismo ha entendido la Biblia como <<Palabra de Dios>>. Ahora bien, cuando decimos que la Biblia es Palabra de Dios no queremos decir que la Biblia es Dios. Es Palabra de Dios en otro sentido. Es Palabra de Dios porque es el instrumento que Dios utiliza para hablarnos y para transformarnos. Ésta Palabra de Dios no sólo dice, sino que hace. No sólo informa, sino que forma. Por lo tanto, lo que hace que la Biblia sea <<Palabra de Dios>>> no es el papel y la tinta, sino el Espíritu Santo de Dios, que hace que a través de la Biblia nos encontremos con Dios.[iv]  

        Lo anterior significa que Dios se revela así mismo en un libro. Este libro ha sido escrito en palabras. Transmite conceptos que deben ser comprendidos por la mente. Ciertamente algunos asuntos de la Biblia permanecerán como misterios. Sin embargo, el propósito de la revelación de Dios es que la comprendamos con nuestras mentes para que pueda penetrar en nuestros corazones. Si despreciamos el estudio de la teología es despreciar aprender sobre la Palabra de Dios.[v] Por ello afirmamos también que la Biblia no sólo nos informa acerca del plan de salvación para la humanidad caida, sino que encontramos en ella los principios necesarios y esenciales a través de los cuales establecemos los fundamentos y bases normativas de nuestra fe cristiana. Hablamos en la iglesia de <<doctrina>> porque la Biblia misma hace referencia a ella y, los primeros cristianos fundamentaron su predicación no sólo en su experiencia personal con Cristo, sino en las enseñanzas que recibieron del maestro. En Hechos 2: 42, Lucas nos dice : "Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración." [vi]

         Este verso del Libro de los Hechos nos muestra claramente que una de las tareas principales de los apóstoles era la comunicación de la doctrina. La doctrina de los apóstoles es la enseñanza que éstos les brindaban a los convertidos.

         Para los reformadores del Siglo XVI la predicación y el estudio de la Biblia así como la interpretación adecuada de la misma era algo vital para la exposición del Evangelio de Cristo. La predicación de la Palabra de Dios y la celebración de los sacramentos éran y siguen ligados a asuntos doctrinales. Al respecto Juan Calvino dijo : "dondequiera que veamos predicar sinceramente la Palabra de Dios y administrar los sacramentos  conforme a la institución de Jesucristo, no dudemos de que hay allí Iglesia…[más adelante señala]…Porque no todos los artículos de la doctrina de Dios son de una especie. Hay algunos tan necesarios que nadie los puede poner en duda como primeros principios de la religión cristiana." [vii] 

         Con estas palabras Calvino dejó claro también que hay temas doctrinales o "doctrinas" cuyo contenido teológico no son negociables. Toda iglesia cristiana sigue las doctrinas básicas enseñadas por el cristianismo clásico y cada denominación cristiana tiene o ha realizado interpretaciones particulares acerca de ciertas doctrinas o enseñanzas bíblicas. Muchas de estas doctrinas se encuentran expuestas en documentos escritos denominados confesiones de fe.[viii] Muchas de estas doctrinas eventualmente se constituyen en "dogmas" de la iglesia. 

         La palabra <<doctrina>>, considero, encontramos su mejor expresión en el idioma griego. En el Nuevo Testamento, las palabras que mejor describen el concepto son las palabras griegas <<didaché>> y <<didaskalia>>. Ambas se relacionan con el verbo enseñar y pueden significar el acto de enseñar o el contenido de lo que se enseña.[ix]  Desde una perspectiva teológica, esto quiere decir que la doctrina es la enseñanza contenida en la Biblia y que hemos recibido ya sea de forma oral u escrita por la iglesia cristiana.

         La doctrina difiere del dogma en que ésta no connota una afirmación eclesiástica autoritativa sino más bien se basa en el material que encontramos fundamentalmente en la Palabra de Dios y que los concilios usan en la formulación de la verdad teológica.[x] Un ejemplo interesante que recoje la idea general de todo lo anterior, es el caso de Judas en su carta cuando dice : "Queridos hermanos, he deseado intensamente escribirles acerca de la salvación que tenemos en común, y ahora siento la necesidad de hacerlo para rogarles que sigan luchando vigorosamente por la fe encomendada una vez por todas a los santos" (v.3).

         Cuando Judas hace referencia a la fe muy bien pudiera estar refiriéndose al conjunto de verdades que sostienen a los creyentes de todos los lugares. Judas se refiere al Evangelio con todas sus implicaciones. Al leer esta breve carta, salta a la luz que Judas pone de relieve que la verdad recibida está bajo amenaza por falsos maestros (v.4). Por tanto, si la verdad (la doctrina) está bajo amenaza, entonces, debe defenderse. ¿Porqué? Porque la fe recibida tiene un contenido definido que debe preservarse. A esta postura desde el cristianismo le llamamos en teología: apologética (es decir, defensa del evangelio o sana doctrina). 

         Para aquellos que argumentan que la doctrina es un "capricho de hombres," señalamos que no es así. Los primeros cristianos no enseñaban la doctrina por voluntad propia sino por encomienda y directriz del Señor Jesús quien les ordenó: "Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes" (Mt. 28:19-20). La forma verbal que utiliza el autor en el griego para este imperativo de Jesús es <<didáskontes>> que traducido es: enseñándoles.[xi]  Tal mandato de Jesús sobre la Gran Comisión presupone entonces la enseñanza de la doctrina. Ello significa que no puede haber discipulado en el contexto del cristianismo si no hay enseñanza de la doctrina.

        El Evangelio de Mateo testifica acerca de Jesús como un maestro que enseñaba a las multitudes y que su ministerio era fructífero por la manera en que éste enseñaba: "Cuando Jesús terminó de decir estas cosas, las multitudes se asombraron de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tenía autoridad, y no como los maestros de la ley" (Mt. 7: 28-29).      

        La enseñanza de Jesús, transmitida por los apóstoles, conforma entonces el cimiento de la iglesia. Pablo dijo: "Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular" (Ef. 2:20). Por lo tanto, señala Salvador Dellutri (presidente actual de la Sociedad Bíblica en Argentina), que la doctrina constituye el factor esencial de unidad de la iglesia del Señor y su fundamento. Si la desechamos, destruimos esa unidad y agrietamos el basamento de la fe. Esta doctrina es la base de la predicación del evangelio, con la que afirmamos que Cristo es el Hijo de Dios (doctrina de la encarnación), que derramó su sangre por nuestros pecados (doctrina de la redención), que somos salvos por la fe (doctrina de la salvación), etc. Por lo tanto, es imposible predicar a Cristo sin predicar doctrina. Esto nos lleva a considerar, tal como plantea Dellutri, que la fe Cristiana no es el resultado de la especulación humana, sino de la revelación de Dios. Él ha hablado, y en las Sagradas Escrituras tenemos toda su revelación para el hombre. Esto constituye el tesoro más valioso del cristiano, la "sana doctrina" a la que debemos ajustarnos: "Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina" (Tito. 2:1).[xii]

       En el consejo del apóstol Pablo a Tito; éste le brinda el remedio para acabar con las fábulas, le indica a Tito que se dedique a la edificación. Pablo da el nombre de sana doctrina a aquella que puede educar a los hombres en la piedad. <<Sana doctrina>> se le llama a esta enseñanza por el efecto producido por ella en el ser humano que ha tenido un encuentro con Cristo Jesús. Se refiere a "sana" porque debe ser "íntegra," esa que realmente alimenta las almas de frente a cualquier especulación humana.[xiii] Para Pablo la doctrina no sólo es algo que debe ser enseñado, sino utilizado para ¨refutar¨ a aquellos que la contradicen. En Tito (1:9), Pablo refiriéndose a aquellos que ocupan el cargo de obispo (ancianos de la Iglesia) dice: "Debe apegarse a la palabra fiel, según la enseñanza que recibió, de modo que también pueda exhortar a otros con la sana doctrina y refutar a los que se opongan."

        Para Pablo la doctrina es un asunto vital a la vida Cristiana. De hecho, Pablo menciona dicho asunto unas doce veces en sus epístolas. A su joven amigo Timoteo le escribe (2da de Tim. 4:2):  "Predica la palabra, persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar" [Didache/διδαχή]. Al final de su carta a sus hermanos en Roma, Pablo les exhorta y dice: "Les ruego, hermanos, que se cuiden de los que causan divisiones y dificultades, y van en contra de lo que a ustedes se les ha enseñado [Didache/διδαχήν]. Apártense de ellos."

        Esto quiere decir que la doctrina está muy relacionada al cultivo de la vida cristiana o como algunos dirían, al cultivo de una vida espiritual saludable. No se puede cultivar una vida espiritual saludable si no conocemos los fundamentos de nuestra fe o el porqué creemos en tal o cual cosa. Sin la doctrina, la Iglesia estaría en peligro de navegar cual velero que no tiene rumbo, o peor aún, cual velero que no tiene velas. Quien afirma que solamente vive la vida Cristiana sin importarle la doctrina y, que solamente creen o siguen a Jesús (porque Jesús no es doctrina), entonces no han comprendido la profundidad del mandato del mismo Jesús y por ende, son susceptibles y faltos de discernimiento ante lo que podría ser una falsa doctrina. Peor aún, no sabrían discernir cuándo se está frente a un falso maestro. Para discernir la diferencia entre la doctrina que hemos recibido de la Palabra de Dios y aquellas que son puros preceptos de hombres, uno debe tener conocimiento y entendimiento de la doctrina bíblica. ¡Que triste ver nuestras reuniones de Escuela Bíblica Dominical con pobre asistencia! ¡Que dolor sufre el corazón de un pastor/a cuando sus feligreses no asisten a las reuniones de estudio de la Biblia! Por otra parte, considero paradójico escuchar ministros del Evangelio decir que ellos/as no enseñan doctrina. La pregunta es: ¿Qué enseñan entonces? En este sentido, el lector debe saber diferenciar entre lo que es una doctrina enseñada desde un punto de vista particular denominacional y la doctrina fundamental tal cual la hemos recibido en el mensaje de las Escrituras. Así por ejemplo, todas las Iglesia Evangélicas postulan las doctrinas básicas o clásicas del Cristianismo, no así necesariamente las habrán de interpretar de la misma forma. Muy en particular, aquellos asuntos doctrinales que a través de la historia han causado ciertos debates teológicos.[xiv] Sin embargo, no importa el contexto o la plataforma desde donde se esté hablando acerca de la doctrina, no hay duda; que toda iglesia que predique y enseñe la "sana doctrina" tiene el deber de hacerlo y los que son parte de una comunidad de fe, tienen el deber -si así están convencidos- de conocer sus doctrinas y ponerlas por práctica. Así pues doctrina y vida cristiana deben ir tomadas de la mano.

       Es contraproducente, según los argumentos anteriores, negar la necesidad de la doctrina en la vida de la iglesia y por consiguiente en la praxis del discipulado. Aquellos/as que insisten en negar la doctrina como elemento necesario al cristianismo  -les podemos preguntar: ¿Quién es Jesús? ¿Cree usted que Jesús vino al mundo en la forma de un hombre (en carne)? Si usted respondió : "Sí," entonces usted cree en la doctrina de la encarnación de Cristo. Así también, si preguntamos; ¿Cree usted que Jesús pagó el precio por sus pecados? Si responde, "Sí," usted cree en la doctrina de la expiación. ¿Cree usted que Cristo venció la muerte y resucitó al tercer día? Si es así, usted cree en la doctrina de la resurrección. ¿Cree usted que somos salvos sólo por la fe en Cristo? Usted cree entonces en la doctrina de la justificación por la fe. Finalmente, ¿Cree usted que Dios es más que suficiente, amoroso y Todopoderoso para proveerle en cuanto a sus necesidades particulares? Entonces, usted cree en la doctrina de la providencia divina.      

       Acerca del cómo examinamos una enseñanza o doctrina es un asunto que implica otro tema. No obstante, comparto que existen diversos métodos para el estudio de la Biblia. Tal vez los más conocidos, son: 1) el sistema Católico Romano donde la Biblia y la tradición (el magisterio) son los medios fundamentales a través de los cuales se establecen los dogmas; 2) el método ortodoxo que nos llega desde la Reforma Protestante donde la Biblia es más importante que la tradición, afirmándose el principio de la Sola Scriptura y 3) el método correlacional [xv] que sugiere tres medios básicos de análisis: a) La Escritura (instrumento principal y autoritativo de la fe Cristiana); b) la tradición (se refiere a la herencia teológica de la Iglesia Evangélica, i.e.-las confesiones de fe); y c) la cultura (se toma en cuenta la opinión, la experiencia, el contexto histórico-cultural en que se vive y actúa el pueblo de Dios y finalmente el diálogo con las diversas disciplinas del saber humano; i.e. -las Ciencias Sociales, la Sociología, la Filosofía de la religión, etc.).

        Ahora bien, retornando a nuestro asunto principal, "la importancia de la doctrina" y considerando el énfasis que la Biblia hace al respecto --es evidente e ineludible que todo cristiano/a responde a una doctrina dada--  independientemente si acepta o no la misma. Todo aquel y aquella que se denomina así mismo discípulo/a de Cristo debe escudriñar las Escrituras y aprender (conocer) las doctrinas de la fe Cristiana de tal forma que no seamos arrastrados por cualquier "viento" de falsas doctrinas. En nuestra sociedad contemporánea donde ciertos religiosos se denominan así mismos como "Jesucristo Hombre" y vemos iglesias que venden el poder de Cristo como una fórmula mágica; debemos estar preparados para refutar todo aquello que no promueva una fe saludable. ¿Porqué es importante la doctrina? Es importante, primero; porque es mandato de Cristo promoverla. Segundo; hoy más que nunca debemos ser buenos apologetas del Evangelio. No deseamos que cuando alguien nos pregunte acerca del Evangelio quedarnos callados; sino más bien, como en el caso de Felipe y el etíope eunuco (Hch. 8:26-40) saber qué contestar cuando nos digan : ¿cómo entender lo que leo, si no hay quién me lo explique?

        En acuerdo con San Agustín, creo firmemente en la profunda vinculación y relación entre la fe y la razón. Para Agustín la fe y la razón no están separadas. Este diálogo entre fe y razón lo expresa San Agustín en dos afirmaciones altamente conocidas en el mundo de la teología: Crede ut intelligas e Intellige ut credas. La primera; "hay que creer para entender," lo que quiere decir es que la experiencia de la fe viene primero, y por ella, nos vemos seducidos a conocer más acerca de Dios. Hay que tener fe para poder usar adecuadamente la razón. Considerar los dogmas y doctrina cristiana es condición necesaria y suficiente para poder llegar no sólo a comprender, dentro de la limitación de la razón humana, a Dios, sino también a todo lo creado en su más profundo sentido. La segunda afirmación; "entiende para creer," se refiere a que la fe del cristiano no es la denominada "fe del carbonero." Es decir, no es una fe ciega, una fe del absurdo. La fe Cristiana y el conocimiento del cristiano en general, tiene y debe apoyarse en el discurso racional, ya que éste, si es correcto y no se aparta de la verdad, necesiaramente estará en pleno acuerdo con la fe.[xvi]  

       En conclusión, cuanto más lleguemos a comprender y conocer la doctrina cristiana más conoceremos acerca de Dios (según su Palabra), y de aquellos aspectos importantes a tener en cuenta en la vida cristiana. Sobre todo a establecer conexiones saludables entre el conocimiento bíblico y la vida cristiana. 
        

[i] Recordemos a los denominados "entusiastas" del período de la Reforma y de inicios del Siglo XVIII. Su característica era la creencia en la palabra interior o en la revelación interior que surge en la intimidad del alma del cristiano individual.
[ii] El fundamentalismo es aquella postura teológica donde se afirma la interpretación de la Biblia de manera ¨literal¨ afirmándose la inerrancia de la misma. Pretende conservar los principios que forman el fundamento del sistema cristiano y resistir lo que se considera tendencias teológicas peligrosas.
[iii] R.C. Sproul, Las grandes doctrinas de la Biblia, (Miami, Fl.: Editorial Unilit, 1996): v, xv.
[iv] Justo L. González & Zaida Maldonado, Introducción a la teología Cristiana, (Nashville: Abingdon Press, 2003): 45.
[v] R.C. Sproul, Las grandes doctrinas de la Biblia: xv.
[vi] La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional (Miami, Fl.: Sociedad Bíblica Internacional, 1999). Todos los textos bíblicos citados en el presente artículo serán tomados de esta versión. [Las palabras en itálica o en negrillas son mías].
[vii] Juan Calvino, Institución de la religión Cristiana, Trad. por Cipriano de Valera y ed. por Luis De Usoz (Buenos Aires : Nueva creación, 1967): 4.1.9,12. 
[viii] Una confesión de fe, es una declaración de creencias religiosas realizadas de manera pública (1 Tim. 6:12). Sin embargo, es un concepto utilizado también para referirse a los credos de la Iglesia a partir del primer siglo de nuestra era, pero en particular a las declaraciones formales hechas por las Iglesias protestantes en el tiempo de la Reforma y después de ella. Una de las principales confesiones, tal vez una de las más conocidas, es la Confesión de Westminster del 1646.
[ix] Everett F. Harrison, "Doctrina" en Everett F. Harrison, et.al., Diccionario de teología, (Jenison, MI: T.E.L.L., 1993): 176.
[x] Ibid : 176.
[xi] The Greek New Testament: Tercera Edición, (Sociedades Bíblicas Unidas, 1975). De aquí en adelante las citaciones del original en griego se harán de la presente versión.
[xii] Salvador Dellutri, "La sana doctrina," 4 de abril de 2008, <http://www.tierrafirmertm.org/articulo/10/24>.
[xiii] Juan Calvino, ¨El argumento de la epístola a Tito¨ en Juan Calvino, Comentarios a las epístolas pastorales de San Pablo, (Jenison, MI. : T.E.l.L., 1994): 357-358.
[xiv] Ejemplo de ello es la forma en que la Iglesia Católica Romana interpreta la real presencia de Cristo en la celebración de la Santa Cena vs. la interpretación de las Iglesias Reformadas y Evangélicas. Otro ejemplo, es la doctrina de la salvación, la cual, en cuanto a quiénes han de ser salvos (elección divina); es interpretada por arminianos y calvinistas de manera diferente. Aunque es evidente y claro para todos que el autor y consumador de la misma es Jesucristo.
[xv] El exponente de éste método lo fue el teólogo Paul Tillich. Para Tillich, la teología, es la exposición metódica de los contenidos de la fe cristiana. Para entender y comprender su método correlacional es necesario leer : "El método de correlación" en su Teología sistemática I: La razón y la revelación El ser y Dios (Salamanca: Ediciones Sígueme, 2001): 86-96. Sin embargo, consideramos que leer toda la amplia introducción de su propuesta metodológica págs. 15-96 será mucho mejor para comprender el método en el contexto discursivo que Tillich lo coloca para comprender el tema de la revelación. 
[xvi] José Barro, Historia de la filosofía, (España: Editorial Vicens-vives, 1989): 49-50.


4 de abril de 2008
Aguadilla, PR

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